La máquina del tiempo

Escuchando a Barón Rojo o Iron Maiden regreso a la infancia teniendo de compañía a mi hermano más pequeño que yo. La música heavy representa mi infancia. Entonces escuchábamos música en casetes que nos lo proporcionaba nuestro primo mayor que nosotros. Él solía contarnos historias de terror en la mota del río en medio de la noche. Héroes del Silencio me hace remembrar mi adolescencia. Toda la música de los años ochenta me hacen recordar el adolescente que fui. Pero hay una canción en especial de Madonna titulada Lake a Player que no me canso de escucharla y con ella entro en trance. Con la música siento que soy un místico. Un hombre espiritual que decidió ser amigo de todos. También me considero amigo de mis enemigos. La música de Chopin me recuerda a la etapa de mi vida que vivía el colegio. Losing My Religion me hace pensar en los años noventa y el mar. Con White on Blonde de Texas me viene a la memoria un año trágico. Con las canciones de U2 recuerdo estudiando en mi casa, entonces estaba en el Instituto. Escuchando canciones de Bunbury y Amaral rememoro años de libertad. Escuchando a Revolver o Cristina Rosenvinge me dicen que fui feliz en los noventa. Ahora me gusta más Nirvana, Metálica, Rosendo y Dover. Me revoluciono, me rebelo, escuchándoles, pues estoy herido y la rabia que tengo me hace sentirme vivo. Con Simple Minds viajo con la imaginación y estoy en la discoteca Patro’s. La música de Pet Shop Boys me traen a la memoria los besos que di. The Cure me dice que tengo un par de libretas cuando era adolescente y contienen mis primeras canciones. Las voces de Eddie Vedder y Matt Bellamy tranquilizan mi alma atormentada. Pienso en mi adolescencia trágica. He publicado canciones de nuestro grupo de música De – pression en mi poemario Mujer y recuerdo la discoteca Momentos. La música es la quintaesencia de mi alma de místico.