lunes, 31 de agosto de 2020

El cantante

 

El cantante

 

Admira a cantantes y músicos

no le importaba la política

no escuchaba tertulias políticas

escuchaba mucha música

sobre todo rock.

 

Su sueño era formar un grupo de música

con sus íntimos amigos

al transcurrir un año meditándolo

compraron los instrumentos

guitarra, bajo y batería.

 

Ofrecieron dos conciertos

grabaron maquetas.

 

Estar en el escenario

es un estado de nirvana

de equilibrio con el universo

estás más cerca de Dios.

 

Sexo, el justo,

drogas, pocas,

y mucho rock and roll.

 

Los aplausos llegan al alma

el sencillo y humilde cantante  

ama a su público como si fueran hermanos.

 

Llega la noche

un poco de alcohol

canta el cantante

y se siente de verdad.

 

Francisco José Blas Sánchez

 

 

domingo, 30 de agosto de 2020

Las raíces del velo

 

Las raíces del velo, de José María Piñeiro (Orihuela, 1963), publicado en la editorial Celesta, en la colección Piel de sal, editado por el querido Rafael González. Piñeiro es un poeta erudito. Describe el descubrimiento de la poesía. Canta a la música más allá de nuestra frontera. He de reconocer que este poemario de José María Piñeiro me ha sido muy útil. Contiene una abundancia de rico léxico. Aquí unos versos: “…Pájaros como llamas prenden el cielo…” “…poliédrico movimiento…” le dedica a su admirado Lezama Lima. “”…Y como dice el poeta “al principio fue la música”…”  El poemario consta de tres partes, y es un canto a la vida, por parte del poeta que tiene a sus espaldas la experiencia. No dejen de leer a un gran poeta.

 

Francisco José Blas Sánchez

El escritor

 

El escritor

 

De niño no sabía que el colegio sería el mundo

descubrió en sus amigos la aventura

las clases eran monótonas

quería sentirse libre en la naturaleza.

 

Le vinieron nombres a su mente

cuando de adolescente

la vida que se le presentaba era algo bello

sentía que la Biblia era muy misteriosa

no sabía que él pudiera escribir

palabras llenas de albura,

batallas, revoluciones, héroes y heroínas

llenaban su mente

sintió paz estando solo en su habitación

leyendo, solo y únicamente encontró la paz leyendo.

 

¿Habla Dios al poeta, al escritor, al artista?

 

En sus manos cayeron muchos libros

cuando tenía más dinero,

se preguntaba si él podría llegar a ser

como los buenos escritores,

escribía, escribía, escribía:

en su lugar de trabajo

al salir del cine al ver una buena película

escribía después del crepúsculo

escribía al alba.

Escribía al amor por la mujer a quien amaba.

 

 

Francisco José Blas Sánchez

 

 

Irene Villa

 

Irene Villa

 

Crepúsculo oscuro

en un día aciago

de una violencia sin sentido.

Se extendía el dolor

casi una experiencia de la muerte

pero no, fue mejor,

resurgió el ave Fénix a la vida.  

 

La vida como el mito de Sísifo

la sangre del inocente no es en vano.

Lágrimas en sangre.

 

Símbolo de libertad

por la paz y la democracia

luchaste en tu agonía

aunque la muerte no te venció.

 

Una ciudadana en la diana

la amenaza de un cobarde.

 

¿Fue tu premonición

tu profecía

la que avisó de la socialización del dolor?

 

Símbolo de la paz

cuelga de tu cuello.

 

 

Francisco José Blas Sánchez

 

 

sábado, 29 de agosto de 2020

Cruzar el cielo

 

Cruzar el cielo. Editorial Celesta, 2016. Editor, el querido Rafael González. El poemario es de la poeta oriolana Ada Soriano (1963). Ada, es una poeta sensible, casi de cristal. No te esperas de ella tanta comprensión, simpatía, cuidando los sentimientos. En su poemario habla de rebeldía, de angustias, empatía, soñadora de un mundo mejor e ironía, aparte de cantar al amor y la razón. Aquí unos versos que firma una gran poeta.

“…Y el alma rendida a la anarquía…” “Ya llegará el cartero con su irremediable sorpresa…”…”El mar es el aliado perfecto para quien sabe de temores…””…con una sonrisa aprendida, como de psiquiatra…” “…¿Habrá un lugar para mí, en lo alto, junto a las estrellas…” Ada Soriano en sus poemarios consta de riqueza de léxico. A mí, por ejemplo me gusta mucho Karmelo C. Iribarren. Ernesto Cardenal, dice que hay que escribir como los profetas. Ada, sin duda es una profetisa con riqueza de palabras, pues, así se construye el mundo. En el poemario hay un recuerdo a Sylvia Plath. Muchas veces recordada por Ada. No dejen de leer a una gran poeta.

 

Francisco José Blas Sánchez

viernes, 28 de agosto de 2020

Nikola Tesla

 

Nikola Tesla

 

Despertó el alba,

despuntaron los días,  

con tu proeza imaginativa.

 

Tocado por la mano de Dios,

no te importaba el dinero

a otros sí – y mucho –

por su codicia te traicionaron.

 

Inventaste casi la creación

por tu mente en ebullición,

despunta el día en la noche

por tu amada electricidad

declina el día en olvido.

 

Muchos te recordamos,

te pedirán perdón toda la eternidad,

tu don de invención

a los ojos de los creyentes

te hacen santo, mártir y virgen

por tu oblación a Dios y sus criaturas.

 

Amanece,

es tu luz de estrella.

Anochece

luces de león

es tu creación.

 

Francisco José Blas Sánchez

jueves, 27 de agosto de 2020

De Exilios y Moradas

 

De exilios y moradas, de José Luis Zerón Huguet. El levitador / 57, editorial Polibea, 2016. Con prólogo muy didáctico de Alberto Chessa. El poeta José Luis se hace más cercano, es menos hermético. Es un poco triste cantando lo apocalíptico de la pena, aunque hay espacio para la esperanza. “Todo vuelo es terrible, pues nos concede el sin sentido, de una pregunta sin respuesta.” “Sé que el dolor inicia el viaje al alba, y que la certidumbre no admite redención.”  El poeta José Luis ha vivido y sabe de asperezas, también entiendo de lo bueno de la vida. Diría del poeta que se deja seducir por la mística. De Exilios y moradas consta de varias partes, y contiene riqueza de citas. El poeta José Luis Zerón Huguet respeta el ser poeta con responsabilidad. No me puedo resistir a transcribir una cita de André Breton: “La literatura es uno de los más tristes caminos que lleva a todas partes.” Los poemas están enriquecidos de rigor léxico. No dejen de leer al poeta José Luis Zerón Huguet.

 

Francisco José Blas Sánchez

El hotel de los escritores

 

El hotel de los escritores

 

 

         Me contaron en una ocasión, que había un hotel junto al mar, en un reino de nuevo cielo y nueva tierra donde habitaban unos ilustres escritores. El hotel todo de manera estaba ubicado en la orilla de una extensa playa con mar abierto. Uno se deleitaba con el alba y el crespúsculo, con días soleados o con días tormentosos debido al fuego de los dioses. Estaban hospedados Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Federico García Lorca, Miguel Hernández… En cada una de las puertas de entrada a las habitaciones; que eran de diferentes colores, tenían escrito un lema cada escritor: “La muerte es la única verdad”, “Se hace camino al andar”, “pero que todos sepan que no he muerto”, “Mi nombre es barro aunque Miguel me llame”… El hotel contaba con un salón grande que era una biblioteca repleta de libros que daba a un amplio jardín. Todas las noches, después de cenar, uno de ellos era el protagonista para dar una conferencia. Una de ellas tuvo mucho éxito, fue la titulada: “Pensamientos sobre Dulcinea”. Todos ellos, eruditos, estudiaban y llevaban a cabo una investigación sobre las musas.

 

El servicio del hotel estaba compuesto de querubines, serafines y hadas. La cafetería del hotel era grande y espaciosa con enormes cristaleras. El hotel contaba con una escalera de caracol que daba a una azotea y se podía tocar el cielo con la punta de un dedo. El menú del día siempre contaba con una variedad de bebidas y comidas de diferentes naciones. Todos ellos, clientes y trabajadores vestían de seda. Todas las sábanas de seda. Decían que algunas noches las musas visitaban el hotel y el amor era libre y verdadero. Todas las noches de luna llena tocaba el piano Federico García Lorca y cantaba canciones populares, se olía a jazmín y se oía el canto de las sirenas, sin seducción ni engaño. La mayoría de las noches se iluminaban con la luz trémula de las velas, en otras ocasiones, solo con el ámbar de los griegos. El dueño del hotel era un genio que ofrecía alojamiento a todos los enamorados de la palabra, que anhelaban hacer realidad sus sueños y ansiaban conquistar sus deseos. Decía a toda la gente: “Conoce el significado de todas las palabras para cambiar el mundo”. Dicen que Dios era tan inmensamente feliz y estaba tan contento con este hotel y sus gentes que intervenía para que no se abriera la caja de Pandora. No sé si será verdad, si solo existe en la imaginación, pero, ¿por qué no podría existir un hotel así?.

 

Francisco José Blas Sánchez

 

 

El espía silencioso

 

La Exploración de Canaán por 12 espías, Números 13:1-3.

Moisés envió a 12 espías uno de cada tribu.

Como 10 espías devolvieron un informe malo y la gente los creyó. Los israelitas se quedaron otros 37 años en el desierto antes de entrar en la tierra prometida.

 

 

Capítulo 1

 

 

Alejandro Blanco de cuarenta años, siempre que podía intentaba ver el amanecer, como también el anochecer. Henchido de alegría, sumido en sus pensamientos. Solía dar un paseo por las calles de la ciudad fumando un cigarro.

 

Estaba destinado como espía a defender la ciudad, proteger a una víctima del terrorismo por parte del enemigo y contaba con una amplia red de informadores que tan sólo mantenían contacto por mail y teléfono.

 

El 11 S y el 11 M según el manual de espías fue Tía Minnie. Se sabe poco del 11 M, mucha mentira y no se ha querido investigar, no se sabe por ejemplo quiénes fueron los autores intelectuales por si fueran varios. Alejandro Blanco llegó a enterarse que la NSA de Estados Unidos tenía una pista de terroristas en suelo americano. Todo hubiera sido distinto si hubieran compartido la información con otros servicios de inteligencia.

 

El 20 de octubre del 2011 el enemigo comunicó que cesaba la violencia. No se ha disuelto. Falta una entrega de armas y de explosivos. El gobierno del PP, Mariano Rajoy, quiere que pidan perdón y que colaboren con la justicia. Según informantes de Blanco, en la cúpula del enemigo hay uno o varios topos. Se cree que Josu Ternera colabora con el CNI para no ir a prisión. El enemigo tras el acoso policial y judicial está agónico. Su declive empezó en julio de 1997 tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, así como la ilegalización de Batasuna, influyendo también la muerte de Silvia y un hombre de avanzada edad en un atentado a la casa cuartel de Santa Pola. Con el tema de MAB, fue un punto de inflexión, el principio del fin, las víctimas gozaban de más respeto. A día de hoy es triste ver odio en niños, pero es así de cruel la realidad.

 

Más de la mitad de las víctimas del terrorismo sufren daños psicológicos, mientras tanto, los presos del enemigo (unos 350, que ellos se definen presos políticos, siendo simplemente asesinos) quieren acogerse a beneficios penitenciarios sin delatar a nadie, orden expresa del enemigo.

 

Blanco trabajaba en su despacho, todos sus documentos e informes los guardaba bajo llave. También trabajaba en la calle, tenía buena relación con policías y guardias civiles, sin saber ellos que era espía y sin saber que protegía a una persona en la ciudad. Era un agente operativo que necesitaba a una analista en su caso, por cierto muy bella, las mujeres espías son muy guapas.

 

Los momentos mejores del día era el amanecer mientras fumaba y tomaba café. Pasear por la calle le estimulaba, sentía la adrenalina, buscando alguna amenaza o personas sospechosas. El otro momento era la noche, ya algo relajado se tomaba dos copas, no quería abusar. Le encantaba la noche. Llegó a tener destino y trabajo sólo por la noche, cosa de la que tiene nostalgia.

 

Blanco recuerda cuando echó la solicitud al CNI, le llamarían varios años después para ser admitido, recordaba los psicotécnicos, clase de autodefensa, la entrevista llena de empatía con una mujer que trabajaba para el centro, sabiendo ellos, los mandos, información personal y familiar, recordaba las pruebas prácticas de obtener información de los hábitos de una persona que vivía en un piso de edificios elegidos por los instructores, la información que tuvo que obtener en pocas horas en un bar a su dueño: DNI, etc… Así como realizar croquis. Total seis meses de instrucción y tres meses más en la academia. Recuerda algo de película que le pasó en el proceso de instrucción con una chica y pensó que podía tratarse de una trampa de miel y pasó de ella.

 

 

Capítulo 2

 

La víctima, Pablo Pardines de cuarenta años era una víctima sin ley por la dejadez de los políticos, los amenazados no han sido reparados por el Estado Español. Pero confiaba en la policía y guardia civil. Si podía, se pasaba el día entero informándose por la radio y leyendo periódicos. Se convirtió en víctima el trece de julio de 1997, hubo en su vida de todo, salía mucho de casa, incluso los fines de semana y también pasar a estar recluido en casa por el peso de la amenaza, el terror y la inseguridad. Agradecía no haber sido cazado por el enemigo, pero se sentía culpable porque otras personas fueron extorsionadas, heridas, mutiladas, secuestradas y asesinadas. Se sentía un afortunado. Aunque sufrió mucho.   

 

La víctima pensaba sobre todo en Irene Villa, Consuelo Ordoñez, José Antonio Ortega Lara, Mari Mar Blanco, Francisco José Alcaraz, Ángeles Pedraza… leía sus entrevistas. Aunque le importaba todos las víctimas. Estuvo en dos conferencias: una, la de Consuelo Ordoñez y la otra de Gotzone Mora. Coincidieron en ambos actos el espía Alejandro Blanco y la víctima, sin saber ésta que tenía a una persona tan cerca que le estaba protegiendo.

 

La víctima era profesor de literatura en un instituto. Desconfiaba de la gente nueva que conocía. Por ejemplo desconfiaba de camareros de algún bar o cafetería a los que acudía en su ciudad o fuera de ella. En otros bares se sentía cómodo porque eran de confianza.

 

Pardines vivía en piso ni muy grande, ni muy pequeño, cuadrado, era acogedor. Sentado en su butacón escuchaba a Roy Orbison, You Go It mientras leía el periódico con una copa de whisky. Al caer la noche repasaría sus libros de su amplia biblioteca. El día fue duro, los chavales del instituto se portaron bien, llegaba a algunos de ellos, otros eran de trato más difícil, pero en general las clases funcionaban.

 

En su mesita de noche tenía dos libros, el primero de ellos Falcó de Arturo Pérez Reverte, y el segundo Patria de Fernando Aramburu, los leía saboreándolos poco a poco los fines de semana. Entre semana solía corregir exámenes. Algunos alumnos eran muy brillantes. Le encantaba leer redacciones de sus alumnos, tenían cosas interesantes que decir. Como dijo José Saramago, todos tenemos que escribir nuestras pequeñas memorias.

 

Era Navidad, llovió mucho. Pasó con su pareja Mónica cinco años menor que él y que es escritora, la NocheBuena. Sin hijos, no tenían. El día de Navidad se juntarían con los padres y suegros en una casa grande en la huerta con bastante terreno.

 

 

Capítulo 3

 

 

La analista Helena de treinta años, se puso en contacto con Blanco.

 

-El peligro que tenemos ahora son los comandos legales.

-Sí, los no fichados, dijo Blanco.

-Sigue siendo la sombra del profesor, dijo Helena.

-Ya sabes, hasta la muerte, es un buen hombre, por él pudimos aclarar el chantaje al gobierno, un tipo listo.

-Repasa fechas, aniversarios…etc, como yo hago, le recomendó Helena.

-Sí, sí. No lo dudes. De momento percibo normalidad, pero ha habido detenciones, ya sabes.

- El enemigo se ha movido por Portugal, el mercado negro le ha proporcionado armas.

- Sí, pero parece que no lo tienen tan fácil.

- El gobierno de Mariano Rajoy quiere que el enemigo se disuelva y que los presos se arrepientan y colaboren con la justicia.

- Sí, lo veo bien, demasiado barato les ha salido tener partido político.

-Podemos defiende a los presos del enemigo.

-Sí, alguien se pregunta qué o quién está detrás de Podemos.

-Hasta pronto.

-Hasta luego Helena.

 

Recuerda Blanco estar a solas con Helena en su despacho, tomaban café, se miraron directamente a los ojos, una mirada cálida, ambos se pusieron de pie, bailaron un poco, con música de Depeche Mode, ambos se acariciaban los cuerpos, Blanco besaba el cuello de Helena, mientras éste le acariciaba los muslos, ambos buscaron los labios estando abrazados, pero los dos dijeron que no. Sexo entre compañeros no querían los dos. Les estimulaba la atracción que los dos se tenían.

 

Murió Fidel Castro, un dictador menos. Blanco se dijo, yo, estoy más con los presos políticos, las Damas de Blanco, Fariñas, Oswaldo Payá y con Reinaldo Arenas. Y se encendió un cigarrillo fumándolo con placer.

 

Llovía mucho, el cielo estaba repleto de un ejército de nubes. Decidió Blanco ir a un hotel en Torrevieja que está en un acantilado, justo encima del mar y al que se puede ver con unas vistas impresionantes. Fue a fumar un cigarro con una copa de vino, en una zona habilitada para fumar. Había allí un pequeño grupo de gente que se le escuchaba la conversación, hablaban del País Vasco, que si uno se fue para no volver, cuando tiroteaban a lo loco, otro dijo que Franco premió a Cataluña y País Vasco con industria y por último se quejaba que estaba en ese lugar la banda del enemigo. Resultó ser un chute lleno de estimulación escucharles. Blanco terminó de fumar y tomarse la copa de vino y se fue sin decir nada.

 

 

 

 

Capítulo 4

 

Alejandro Blanco estando en su despacho recibió un mail de uno de sus informadores cuyo contenido era un documental sobre la financiación del Daesh. Se financian estos terroristas con el petróleo, gas, fosfatos, cemento, agricultura, extorsiones, tráfico de arte y donativos, de mayor a menor, consiguiendo mucha pasta, millones de euros.

 

La policía, guardia civil y el CNI le están plantando cara a los yihadistas en España, están deteniendo a peligrosos enemigos. Pero no hay que confiarse, se dijo para sus adentros Blanco.

 

Anochecía. Pudo ver el crepúsculo. Sentado en su sillón del despacho leía la biografía de su admirado Mikel Lejarza. Tomaba una copa de licor de manzana. Sonaba la música de U2. Where the streets have no name, era su canción favorita. Pasaron dos horas y le invadía el sueño. Se puso el pijama y se tiró en la cama, estaba reventado, mañana sería otro duro día de lucha entre buenos y malos. Pensaba en su protegido, no debía fallarle.

 

Era NocheVieja. El dispositivo de seguridad estaba funcionando en la ciudad. España estaba blindada. Tomó un bourbon a la salud de Helena, su analista. Ya nació el niño Jesús, bienaventurados seamos, se dijo Blanco.

 

En España y Europa no ocurrió nada, sin embargo en Estambul, Turquía, sí, un yihadista mató a inocentes y dejó heridos en una discoteca. Las operaciones anti Daesh detuvieron en España a dos yihadistas teniendo por armas no escopetas de caza sino un  Kalashnikov que tendría una tercera persona y la policía está en máxima alerta. Querían atentar en la Puerta del Sol en Madrid.

 

Alejandro Blanco pasaba los días, paseando por la ciudad, mientras protegía a su protegido, él, su protegido, no salía de casa mucho, marchaba de su trabajo a casa, y los fines de semana, tomaba café, leía el periódico volvía a casa. Blanco algunas veces veía juntos a la pareja, a cenar como mucho. 

 

Estaba Blanco en su despacho y se dispuso a ver el telediario, Felipe VI ha apremiado a la sociedad y a las instituciones españolas y las Fuerzas Armadas a luchar contra el terrorismo global en la Pascua Militar.

                  

Ante el mensaje de Felipe VI, a Blanco se le erizó la piel. Se encendió un cigarro y se tomó un par de cervezas escuchando a Simple Minds.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 5

 

“En 2008 Barcelona estuvo muy próxima a un atentado, los terroristas tenían ya los detonadores y solo esperaban las cargas para causar una atrocidad en el metro de la ciudad, un agente francés enfrentó el dilema de delatar a su círculo y exponerse o dejar que ocurriese el desastre y permanecer activo.

Tomó la decisión correcta, pero no terminó con la chica bella sentada al lado de un porche, su gobierno le abandonó, al fin y al cabo solo era un delincuente reclutado como agente, un desdichado prescindible que hoy malvive escondiéndose por las represalias.

Digan lo que digan, fue un héroe y Barcelona le debe mucho. “, le escribió un mail un informador ordenado por la analista Helena.

 

A Blanco le vino una palabra a la cabeza: decepción.

 

Helena era muy activa en Internet, perseguía e investigaba tuit sospechosos.

 

Capítulo 6

 

A Pardines y Mónica les encantaba hablar de literatura, de cine, de música. Mónica estaba escribiendo una historia familiar que se titulaba “Siempre Amor”.

 

-Qué desilusión con el filósofo alemán Heidegger, autor de Ser y tiempo, ¿no?, preguntó Pardines.

- Sí, simplemente un nazi, respondió Mónica.

-Yo recuerdo como muy buenas películas: El Topo y Argo.

-Son buenas las dos, mucho más Argo. Yo recuerdo como buenas películas y que me hicieron llorar: Tomates Verde Fritos y el Diario de Noah, dijo Mónica.

-Para despertar conciencias el último libro titulado “Extraños llamando a la puerta” de Zygmunt Bauman, comentó Mónica.

-España acogerá a más refugiados, el CNI tiene mucho trabajo para que no se cuelen terroristas, dijo Pardines.

--El último libro de Javier Cercas “Monarca de las sombras”, ¿qué te dice?, preguntó Pardines a Mónica.

-Lo primero que dice que el héroe, protagonista del libro, Manuel Mena, luchó por una causa injusta y en el bando equivocado, no sé, fue una guerra civil de dos bandos, lo injusto fue que algo así existió en España, donde peleaban hasta matarse hermanos.

-¡Oh José Zorrilla romántico, pobre y bohemio!, exclamó Pardines.

-Pues nosotros estamos, así, así, con esta maldita crisis, dijo Mónica.

-Aunque ser bohemio es un arte, aseveró Pardines.

-No todos pueden ser bohemios ni otros millonarios, dijo Mónica.

-¿De quién es esta cita? “Lo que bien amas nunca perece”, preguntó Pardines.

-Del gran Roberto Bolaño, respondió Mónica.

-

 

 

 

El IPC se incrementó un 3%, mientras las pensiones han subido un 0.25, leyó Pardines en el periódico. Le debían las pagas extras por la maldita crisis. Menos mal que entraban dos sueldos en casa.

 

El 21% de IVA para el cine, ¿un lujo ir al cine?, se preguntó Pardines. Qué fríos son los cines en los centros comerciales. Añoraba los románticos cines de antes, todos ellos cálidos, mezclados con los edificios de lo urbano. Recuerda Pardines de su padre, que éste le comentaba, cuando iba al cine en la dictadura, resultaba barato y les sobraba dinero.

 

 

 

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Capítulo 7

 

Me extraña que no tomen medidas de seguridad en los Cercanías en toda España, se dijo Blanco fumando un cigarrillo y tomando una copa en su despacho. Algo de lo que estaba de acuerdo con él Helena. Era de noche y llovía tímidamente. Mañana tenía que estar cerca de Pardines sin que él se enterase. La guardia civil vigilaba las carreteras y caminos con acceso de la ciudad, la Policía Nacional patrullaba por la ciudad y la Policía Local pendiente del tráfico y los colegios, cuando no tenían que informar a agentes del CNI que era en raras veces.

 

Le llegó un mail a Blanco de Helena, trataba de las instrucciones del enemigo para sus militantes, entre otras cosas recomiendan denunciar torturas cuando son detenidos. Leería el documento más tarde. Blanco había leído novelas de John le Carré, se enfadaron con le Carré compañeros de trabajo, espías, por las historias que contaba practicando las mismas perversiones que el enemigo. Leyó Blanco a Justo Navarro. Dicen que los espías son gente sórdida, borrachos. Habrá de todo, pensaba Alejandro Blanco. Le gustaron las películas El Jardinero fiel y El Topo, basadas en las novelas de John le Carré.

 

Blanco vio amanecer. Esa naranja luminosa que alimenta a la tierra. Tenía que hacer de escolta de Pardines guardando cierta distancia. A Blanco le resonaban las palabras de Helena sobre el enemigo: “estos delincuentes, los enemigos, utilizan términos militares en sus acciones cobardes haciendo daño al prójimo”. Cuánta verdad tiene Helena, se dijo Blanco.

 

Ahí va Pardines, su café en el bar que más le gusta; donde más iba, después camino al instituto y luego a casa, tenía jornada continua, luego tomar un café o una copa con su mujer en otro bar de la ciudad. Blanco era su sombra.

 

Mónica por la mañana compraba en el supermercado entre semana. Los sábados iba al mercado. Tenía más tiempo libre que Pardines e intentaba leer mucho y escribir mucho.

 

Todas las noches antes de dormir Blanco daba un paseo por la ciudad después del crepúsculo. Fumando se cigarrillo entre las sombras de la noche y la tenue luz de la luna. Repasaba en su mente los rostros de los delincuentes fichados y buscados, así como los delincuentes de la ciudad donde estaba destinado. Era momento para tomar una copa de alcohol escuchando a Verdi en su despacho y más tarde dormir siguiendo con la faena de lunes a domingo. Solía descansar en horas muertas del día. Estaba solo en el mundo, no le quedaba familia, estaba soltero, era un buen lobo solitario, un espía silencioso y sin duda era de fiar, sus jefes estaban contentos con él.

 

Fue Carnaval ante los ojos: los disfraces, la alegría, el jolgorio. A Pardines le encantaba ver pasar por su calle el Carnaval de unos niños de un colegio cercano a su casa. Otros ya estaban ansiosos por la llegada de la Semana Santa; que a Blanco le gustaba más que el festejo de los moros y cristianos, ya para el verano. A Helena y Mónica les encantaba todo acontecimiento socio cultural e incluso religioso. Las golondrinas han llegado.

 

 

Capítulo 8

 

Azorín no terminó sus estudios; no terminó la carrera, aunque pienso que tenía buena base para escribir; por sus lecturas y vivencias. Escribió La Ruta de Don Quijote, anduvo por Castilla la Mancha, le dieron dinero y un revólver. Una excelente obra que eligió Mario Vargas Llosa para su discurso de ingreso en la Real Academia Española. Azorín se exilió en París, debido a la Guerra Civil, pero quiso regresar a España, escribió hasta llegar a anciano en prensa. Resultó ser el más joven de la generación del 98 o fin de siglo. Esta generación buscaba soluciones por los problemas de la España de entonces y los problemas de los hombres. Azorín se llevaba muy bien con Pío Baroja, o mejor dicho, ambos se llevaban muy bien. Le molestaba con rabia la idea de tiempo, el paso del tiempo, el no tener tiempo para hacer cosas. Azorín siempre será leído, hasta un premio literario de mucho valor lleva su nombre. Esto, por ejemplo, enseñaba Pablo Pardines a sus alumnos.

 

Pardines le aconsejaba a sus alumnos leer de todo, escritores clásicos, escritores contemporáneos, revistas, ensayos… Algunos alumnos resultaban ser muy brillantes.

 

Contaba Pardines con un recuerdo muy especial, un miércoles de ceniza de un año cualquiera, sintió algo especial, paz incluso, lo retiene en su memoria con agrado. Era Cuaresma, se acercaba la Semana Santa.

 

Pardines y Mónica descansaban en el comedor.

-Hace tiempo que no hablamos del problema del enemigo, dijo Pardines.

-No quiero hablar de ese tema, ya lo sabes, dijo Mónica.

-Tú lo que necesitas es cariño y entretenerte con humor, música, un buen libro, una buena película, dijo Mónica.

-Hablando de cariño, estás hoy muy guapa y sexy, más que nunca, comentó Pardines.

 

Se miraron a los ojos, se juntaron en el butacón, acariciándose. Se besaron prolongadamente. Se levantaron, quitándose la ropa poco a poco, acariciándose, desnudos se abrazaron. Se dirigieron a la habitación de matrimonio. Se tumbó en la cama Pardines, Mónica se colocó encima, unieron sus genitales, sus sexos, despacio hacían el amor, acariciándose, besándose. Pardines besó sus pechos, agarrándole los muslos. Se buscaban la boca, se daban mordiscos pequeños, besándose prolongadamente, hasta que llegó el coito. Ambos quedaron relajados en la cama. En otro momento llegaría la oportunidad para amarse, lo mejor que pueden hacer los amantes.

 

 

 

 

Capítulo 8

 

Blanco recibió un correo electrónico de Helena, que trataba de la guerra cibernética. Cómo Rusia había sido protagonista en las elecciones de EEUU ilegalmente. También había información de ciberseguridad para parar los pies a los terroristas del Estado Islámico para que no hicieran daño a nuestras infraestructuras críticas. Blanco se lo leyó todo fumando varios cigarrillos, una copa de vino y música de The Cure que le acompañaba en su despacho. Se hacía de noche, la poca luz agonizaba, vería anochecer, luego le tocaba dar un paseo entre las sombras de la noche. Pardines descansaba en su casa junto a su mujer Mónica.

 

 

Se celebró el décimo tercer aniversario del 11M.

Una tarde de marzo de hace trece años, después de las tres de la tarde, rogué a la divina misericordia que no abandone al justo y buen hombre, anduve por la calle, lugar para manifestar la opinión todo ciudadano de a pie, tantas personas que estábamos juntas y unidas, amplificaba el sentimiento, volviendo a resurgir después del zarpazo de la sinrazón, pensaba Blanco.

 

Se acercaba la primavera, Blanco pensaba en Helena y Pardines quería envejecer junto a su mujer Mónica.

 

Blanco decidió escapar antes de amanecer a la playa. Anduvo por la arena, escuchaba el rumor del mar mientras amanecía. Se fumó unos cigarrillos. Se hizo la hora de volver al trabajo. Pardines le esperaba.

 

Fue san Patricio, patrón de Irlanda, a Blanco le gustaría viajar a Irlanda, y más ahora que el enemigo no mata. Quería leer el libro de Espido Freire, Irlanda. Entonces leía a Roberto Bolaño, estaba obsesionado con él, lo mismo le ocurrió con Dominique Lapierre, que leyó muchas de sus novelas y con Paulo Coelho, que también leyó muchas novelas suyas. El viernes 17 de marzo de 2017 el enemigo dice que quiere entregar las armas y explosivos, ojalá sea el final, el tema no está muy seguro, Helena, hablando por teléfono con Blanco, le dijo a éste que no se fía del final del enemigo. El miedo es menor sin atentados. Y tanto que se habla de perdón y olvidar, es difícil.

 

Alejandro Blanco no era su nombre verdadero, se hacía pasar por inversor. Era sencillo y humilde. Cuando se cabreaba, más valía estar lejos de él. Se relacionaba con políticos, empresarios, gente de clase media, pobres, y con gente de los bajos fondos. Conocía a mucha gente en España. Su tapadera funcionaba estupendamente, ya bastantes años.

 

Blanco pensaba en la soledad, la lucha de sí mismo, sus miedos, en la titánica lucha por ser un infiltrado en el enemigo. Pensaba en Mikel Lejarza. La operación lobo fue todo un éxito. Llegó a la cúpula del enemigo. Hizo mucho daño al enemigo.

 

Cuando Blanco tenía tiempo libre, que no era mucho, dejaba trabajar a las patrullas de la policía. Se subía a su coche, viajaba a Alicante y después a Murcia por la autovía escuchando música de Guns and Roses.

 

 

 

Capítulo 9

 

Pardines y Mónica estaban en casa.

 

-El enemigo ha publicado un comunicado, dice que entrega las armas, dijo Pardines.

-No sé, no me fío, todavía hay odio en el País Vasco, dijo Mónica.

-Yo solo quiero el final de esta pesadilla, dijo Pardines.

-Se habla de perdón y olvidar, dijo Mónica.

-Es difícil perdonar y olvidar, concluyó Pardines.

 

Fue el día mundial de la poesía, Pardines y Mónica leyeron poemas de Miguel Hernández y Antonio Machado.

-Escribes durante tu vida, tienes un trágico final y entonces te reconocen como poeta o escritor, dijo Pardines.

-¿El poeta se hace o lo hacen?, preguntó Monica.

 

A Pardines y Mónica les gustaba el Miguel Hernández menos barroco, Cancionero y Romancero de ausencias les encantaba.

 

Pardines se acordaba de José Luis Sampedro. Solía decir a su mujer Mónica y a sus alumnos que él quería hacer más humana la economía, que fuera menos fría y que toda persona tuviera la oportunidad de tener un salario digno; y no, que unos pocos tuvieran mucho dinero y la mayoría no llegara a fin de mes. Otra cosa que se debería erradicar es la pobreza, los sin techo. Mónica parafraseaba a José Luis Sampedro: no hay que escribir para ganar dinero, ni para salir en la tele, sino porque te nace de dentro.

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 10

 

Se despertó Blanco de la siesta, decidió mirar por la ventana, cuál fue su sorpresa al ver un coche y su conductor sospechoso, siguió mirando. Otro coche aparcado salió, entonces el coche sospechoso aparcó, tomando medidas, prudencia, esperó a estar solo, miró de izquierda a derecha y se apeó del coche. Hizo ademanes de chulería. Enseguida llegó otro coche con su conductor y subió el sospechoso y se fueron. Blanco tomó nota de la clase del coche y su matrícula. El coche sospechoso estaba debajo del piso de Pardines. Blanco llamó a la policía. A las horas le comunicaron a Blanco que era un coche bomba, éste respiró aliviado, por poco tenemos una explosión, pensó.

 

Vio amanecer Blanco, más tarde se dirigió a la cafetería Trébol, allí se encontró con Pardines, Blanco sabía que estaba. Pardines leía el periódico, Blanco miraba y escuchaba la televisión, ambos tomaban café.

-Disculpe, ¿qué hora es?, se dirigió Blanco a Pardines.

-Las nueve, contestó Pardines.

-Parece que va a llover, dijo Blanco.

-Eso parece, dijo Pardines.

-Hasta luego, y gracias, dijo Blanco.

-Hasta luego, dijo Pardines.

 

-          Fin –

 

Francisco José Blas Sánchez

 

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