martes, 14 de mayo de 2024

En busca de la libertad (fragmento)

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Penélope y Liberto enamorados.

Nuestro amor prístino no adolece. El crepúsculo en compañía es más enriquecedor, uno se llena de abundante ataraxia. No jimplas nunca mi amada, cabalgaremos sobre nuestro caballo pinto toda la noche hasta que contemplemos el amanecer. El cielo fecunda amor, embebamos nuestro amor para que sea igual de grande. Que nuestra vida no languidezca, la muerte acecha; pero no existe. Escondidos en la arboleda cuando llegue la alborada hagamos el amor. Vayamos al claro del bosque y contemplemos los aplausos de los ángeles y la envidia de los demonios. Nos durmamos en las frondas hasta la próxima noche y recibamos el relumbre de la luna reinando con ella las estrellas, y que reverberen nuestras almas. Lo verdadero de nuestro amor nos ofrece la libertad verdadera. ¿Qué ha sido de la amistad joven cuando te conocí, sino que se encuentra en el recuerdo a años luz en nuestro interior o universo? Desaparecen los amigos de antaño abducidos por agujeros negros de la fría realidad. Aunque en un fortuito encuentro la amistad sigue intacta e inmaculada. En todas partes está Dios, desde los albores, amor venero, amores entre azahares, todas las mañanas del mundo cual rocío experimentamos en nuestro interior, el alma cual carta náutica navega un mar de amor, mas la divinidad protege. Oh Mediterráneo, oh Levante son los nombres de nuestro nacimiento. Somos sureños de sentimiento ardoroso. Penélope eres un faro que me ilumina en los vaivenes del mar proceloso. En el mar sereno, brillante y resplandeciente, nuestro amor viaja de confín a confín, avistando tierra para echar raíces y procurar ofrecer frutos de amor. Sin embargo, me forjé como buen marinero mediante el mar embravecido. Oh Penélope sufriríamos de atrición si no nos amaramos. Que nuestro deseo no sea mundano, banal ni hedonista. Todo lo complicado de la vida, su urdimbre y herrumbre se destruirán en mil pedazos. El alma errante por el ocre desierto se liberará en el eminente día. ¿Qué es sino la vida un deseo, un querer y no poder? ¿Se puede conseguir lo sublime, lo extraordinario en esta vida con la fe? ¡Qué dolor más lacerante debido a la pérdida de mi padre! No sé lo que le quedará de vida a mi amada madre. Una honda incertidumbre me atormenta. Añorada libertad de la buena y perfecta inocencia y de la sana adolescencia. ¿Tenemos miedo a la libertad? ¿No queremos independencia, autonomía? ¿Perdemos libertad al tener fe? ¿Tenemos miedo a los demás? Se preguntaban Penélope y Liberto.

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