martes, 1 de octubre de 2024

El sonido de las olas de Margarita García Robayo.

“Lo bueno y lo malo de vivir frente al mar es exactamente lo mismo: que el mundo se acaba en el horizonte, o sea que el mundo nunca se acaba”, es la primera frase de la primera novela corta titulada: Hasta que pase un huracán. Una bella y honda frase resulta ser como el buen sonido de una sublime canción. Evidencia de una escritora excelsa. La autora nos habla de su familia amada, aunque ella quiere huir (su hermano también) del vacío existencial de sus padres, le encanta un chaval. Le gusta el sonido de las olas. Tiene nombre ese sonido. Varios. Cuenta sus experiencias de joven. Es muy observadora. Habla la autora de sexo y humor de una forma casi soterrada. Con fina ironía se queja del racismo hacia lo latino. Aparece el interés del padre por el porvenir de la hija. “Ser pobre era exactamente igual que no serlo. No había de qué preocuparse”, (pág. 20)

Ella, la narradora, nos escribe como si fuera una espía, conoce todos los recovecos de su intimidad y la de los que comparten su vida. Segura de sí misma, no le faltan esas ansías de libertad tan anheladas. Mientras tanto ama mucho. El sonido de las olas (2020), en esta primera novela corta (como en todo el libro), es una reflexión sobre la vida, literatura del yo, autoficción, sin faltarle enjundia literaria. No falta la picaresca y la plata como siempre escasea. Leer es escuchar un alma que te da respuestas.

En la segunda novela corta: Lo que no aprendí, la protagonista parece que anhela estar con su familia, admirando mucho a su padre envuelto en una atmósfera enigmática y misteriosa. La fe de la madre destaca, así como la generosidad del padre de Catalina; nuestra narradora protagonista. Es bastante descriptiva, sin embargo, no aburre. Admira la figura de su padre, se pregunta si tiene poderes, o quizás fuese un mesiánico. El personaje del padre es muy potente que mantiene el misterio. Su madre se mostraba poseída contra su hija y su padre le protegía. Coge un libro de la biblioteca de su padre para saber quién o qué era él. La autora trata el tema de la política, deseando como muchos ciudadanos que no existiera la corrupción (existiendo históricamente), sobre la suerte que corrieron los gringos, la condena de un pueblo empobrecido y la magnificencia de cierto mafioso. Leer te facilita ser imparcial. Leer te convierte en una persona despierta. “… los cachacos, eso lo sabía todo el mundo: era gente hipócrita y creída que te saludaba con besos y abrazos y después, apenas uno daba la espalda, escupía todo el veneno”. (pág. 130)

La tercera novela corta: Educación sexual, folletín adolescente es breve. Al inicio de cada novela corta aparece un epígrafe. La escritura de las tres novelas cortas es de una estructura perfecta. El enjambre de personajes que desfilan por las narraciones me recuerda a La Colmena de Camilo José Cela.



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