“Lo bueno y lo malo de
vivir frente al mar es exactamente lo mismo: que el mundo se acaba en el
horizonte, o sea que el mundo nunca se acaba”, es la primera frase de
la primera novela corta titulada: Hasta que pase un huracán. Una bella y
honda frase resulta ser como el buen sonido de una sublime canción. Evidencia de
una escritora excelsa. La autora nos habla de su familia amada, aunque ella
quiere huir (su hermano también) del vacío existencial de sus padres, le encanta
un chaval. Le gusta el sonido de las olas. Tiene nombre ese sonido. Varios. Cuenta
sus experiencias de joven. Es muy observadora. Habla la autora de sexo y humor de
una forma casi soterrada. Con fina ironía se queja del racismo hacia lo latino.
Aparece el interés del padre por el porvenir de la hija. “Ser pobre era
exactamente igual que no serlo. No había de qué preocuparse”, (pág. 20)
Ella, la narradora, nos
escribe como si fuera una espía, conoce todos los recovecos de su intimidad y la
de los que comparten su vida. Segura de sí misma, no le faltan esas ansías de
libertad tan anheladas. Mientras tanto ama mucho. El sonido de las olas
(2020), en esta primera novela corta (como en todo el libro), es una reflexión
sobre la vida, literatura del yo, autoficción, sin faltarle enjundia literaria.
No falta la picaresca y la plata como siempre escasea. Leer es escuchar un alma
que te da respuestas.
En la segunda novela
corta: Lo que no aprendí, la protagonista parece que anhela estar con su
familia, admirando mucho a su padre envuelto en una atmósfera enigmática y
misteriosa. La fe de la madre destaca, así como la generosidad del padre de
Catalina; nuestra narradora protagonista. Es bastante descriptiva, sin embargo,
no aburre. Admira la figura de su padre, se pregunta si tiene poderes, o quizás
fuese un mesiánico. El personaje del padre es muy potente que mantiene el
misterio. Su madre se mostraba poseída contra su hija y su padre le protegía. Coge
un libro de la biblioteca de su padre para saber quién o qué era él. La autora
trata el tema de la política, deseando como muchos ciudadanos que no existiera
la corrupción (existiendo históricamente), sobre la suerte que corrieron los
gringos, la condena de un pueblo empobrecido y la magnificencia de cierto
mafioso. Leer te facilita ser imparcial. Leer te convierte en una persona
despierta. “… los cachacos, eso lo sabía todo el mundo: era gente hipócrita
y creída que te saludaba con besos y abrazos y después, apenas uno daba la
espalda, escupía todo el veneno”. (pág. 130)
La tercera novela corta:
Educación sexual, folletín adolescente es breve. Al inicio de cada
novela corta aparece un epígrafe. La escritura de las tres novelas cortas es de
una estructura perfecta. El enjambre de personajes que desfilan por las narraciones
me recuerda a La Colmena de Camilo José Cela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario