Nacimiento del cristianismo en
el Imperio Romano.
De los distintos grupos
religiosos procedentes de la cuenca oriental del Mediterráneo hallamos a los
judíos, herederos de la tribu de Juda y creyentes de una religión fundada en un
texto sagrado, recogido en el Antiguo Testamento de la Biblia que amparaba un
monoteísmo trascendente alejado del politeísmo oficial. Fueron aliados del
pueblo romano desde las guerras contra los Seléucidas siglo II a. C., tolerando
su culto durante los primeros tiempos de la autoridad romana. Las relaciones
entre judíos y romanos se deterioraron. Con la incorporación de Judea como
provincia romana en el 6 d. C., dando inicio a severas persecuciones por parte
de emperadores romanos.
Los textos literarios latinos muestran
una imagen de los judíos que ponen de manifiesto el rechazo de sus costumbres y
creencias por parte de los romanos de formación pagana. Tácito advierte el
riesgo que supone para la estabilidad de la mentalidad romana.
Aunque un grupo de judíos
asumió la doctrina del Nuevo Testamento creyendo en Jesús desligándose del
judaísmo primitivo tradicional. Son los designados cristianos, considerados por
los romanos como una mera secta judía. Existió una hostilidad mutua entre los
judíos tradicionales y los cristianos. Nerón culpó a los cristianos del
causante incendio de Roma de 64 d. C., por ello fueron perseguidos los cristianos
durante dos siglos.
Los cristianos fundaron
pequeñas comunidades durante I al III d. C., primariamente en el norte de
África de donde provienen los primeros padres: Tertuliano o Cipriano y ya en el
siglo IV Agustín de Hipona, en la península itálica y el resto de la cuenca occidental
del Mediterráneo, primero con hablantes del griego y más tarde con los latinos.
La disposición doctrinal del
cristianismo occidental latino fue a fuego lento con una compleja exégesis e
interpretación de los textos bíblicos gracias a la obra de los Padres de la
Iglesia que rechazaban la cultura pagana de los primeros tiempos a la
aceptación de muchos elementos de esta como instrumento para la formación del
pensamiento cristiano. Se desarrolla entre el II d. C. con Tertuliano, hasta
los siglos IV – V con Agustín de Hipona y Jerónimo. El cristianismo no es
oficial hasta la redacción de la Vulgata por Jerónimo, encargada por el
Papa Dámaso a comienzos del siglo V. Hubo tensión entre los cristianos y los
paganos.
El protagonista del último
intento de acabar con el cristianismo fue Diocleciano en el 303. Por lo que
debido a esta persecución abdicó en el 305, esto ocurría en occidente, mientras
que, en oriente en el 311, Galerio toleró la religión.
La persecución del
cristianismo en el Imperio culmina rigiendo el gobierno Constantino instaurando
la libertad de cultos. En el Edicto de Milán decretado el 313 se otorga la
libertad religiosa a los cristianos y en el 325, en el congreso de Nicea, se zanjó
que el cristianismo pasara a ser la religión oficial del Imperio.
Juliano (360 – 363) quiso
instaurar el paganismo, pero su esfuerzo quedó en vano y el emperador Teodosio
I (378 – 395) implantó el cristianismo como la religión del Imperio.
Francisco José Blas Sánchez,
poeta y escritor.
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