La importancia de un carcaj no
acepta aduladores, ni para hacer favores porque sí, sin contar con la persona.
La importancia del carcaj fue que Coppola vislumbró y vaticinó el futuro de una
escritora notable o excelente, que admiraba a los escritores, con sus más
variadas lecturas (entonces María Gainza no escribía), creyendo que “la
literatura era producto del genio joven”.
Me gusta escribir y leer
autoficción. María Gainza está bloqueada para escribir, es dura la situación
ante el folio en blanco o la pantalla del ordenador y no poder escribir nada.
Quiere hacer otra cosa distinta para que le llegue la inspiración. Al contar
con una maestra de pintura se lanza a la tarea.
Nos habla del deseo de
coleccionar arte, el poder de la adquisición, de la investigación de la neuroeconomía.
Rememora sus años estudiando la carrera de arte. Nos presenta y describe a un coleccionista
enigmático. Él está interesado por ella. El coleccionista dice que él no
compra. Imagina el inicio de su labor de coleccionista como la de un esteta. El
coleccionista le explica su trabajo y le muestra su colección. En la narración
utiliza rico léxico y términos en inglés y latín. Escribe variedad de citas
culturales. Aparecen protagonistas del mundo del arte, personajes históricos
que lo han estudiado y, nombra de soslayo el mundillo artístico. Con María
Gainza se aprende arte de forma amena.
Gainza entabla conversación
con un ave (“adecentando sus plumas como si literalmente hubiera caído del
cielo”), como Nikola Tesla hablaba con una paloma. Curioso. Incluso místico. Es
reflexiva. ¿Será María una santa, una persona asceta o una mística? ¿Desearía
serlo? Todos tenemos nuestra parte espiritual. Mientras tanto escribe su
narración. Aparecen títulos de libros que ha leído y escribe citas que tenía
guardadas. También brota en la novela películas de cine.
Ella como fanática de Walden
Pond, decidió estudiar a Boston, en Concord. Nos relata sobre el círculo de
escritores los trascendentalistas. John Le Carré se encuentra en sus lecturas
juveniles, sin embargo, destaca la lectura que hace de Walden.
María nos habla de sus
problemas de salud. No me la imagino de borrachera en borrachera los fines de
semana, aunque tiene hambre y sed de conocimiento. El libro es un ensayo y
narración y contiene fotos. Algunas anotaciones de su diario han sido
censuradas por su tono lúbrico.
Faltó poco para que Gainza
publicara en una pequeña editorial, gracias a una amiga escritora, firmó un
contrato con una gran editorial europea. Durante diez años de su vida se dedicó
a ser crítica de arte.
Un editor le dio este consejo:
“Salvo que hayas sido testigo presencial de un acontecimiento histórico, jamás
uses la primera persona”. “La escritura de mis libros debe ser algo que sucede
mientras hago otra cosa”, nos dice María Gainza. Ella es sensible. La
sensibilidad aflora con la voz de la conciencia que en un estanque o lago se
llena. También se le puede percibir como una mujer fuerte. Entretanto ella se
rodea de arte, se llena de vida y no deja de escribir.
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