En tierra de nadie, Gabriel
Albiac (La esfera de los libros)
No sé si don Gabriel Albiac
será ateo, pues su pensamiento es coherente, lucido, solidario y generoso. No
sé si los profesores religiosos le quitaron la fe. Pero es, y se comporta como
un héroe cristiano. No sé si le quedará algún atisbo de fe, aunque es una
persona muy noble, educada y culta. Sus memorias comienzan con el recuerdo de
estudiante en la Complutense en Madrid después de un prólogo. Albiac es Ulises
en la odisea de los vaivenes del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Es
valiente, con arrojo y temple. Nos habla de la injusta dictadura de derechas
que fue la de Franco, sin embargo, injusta dictadura de izquierdas también lo
hubiera sido. Se enfrenta al enemigo, como diría la Guardia Civil. Habla de la
equivocación de los GAL. Narra quién ganó el 11M para él. Comenta sobre las revueltas
estudiantiles del 68. Recuerda el joven que fue y lo que vivió soñando
despierto quedando en nada. Revoluciones que quedaron en nada, otras, en
cambio, desdichadas que siguen vivas hoy. “En tierra de nadie”, progresistas o
conservadores. Ni unos ni otros. Cansado de la lucha por el poder y la
distancia con los ciudadanos. ¿Por qué se hizo comunista? Él se lo pregunta. Pues
debido a la nula información que entonces existía, los ignorados estragos que
más tarde vieron la luz y las muertes que produjo el régimen genocida. Cincuenta
años se cumplen de la existencia del libro Archipiélago Gulag. Dos citas: “El
escritor lee escribiendo”, “uno escribe para los amigos”. Agapito Maestre dijo
de Gabriel Albiac: “La escritura. Porque su escritura está imbricada con su
filosofía.” Nos habla el intelectual de sus borracheras y consumo de marihuana
ante un mundo sin color, venció la adicción y triunfó con algo de pesimismo a
este inmundo. Su amada biblioteca es su razón de existir. Gabriel Albiac es un
filósofo, por tanto, amante de la sabiduría, ante sus ojos ha comprobado la ignorancia
en una vida tan inhumana, ha sido testigo de la perdida de oportunidades, es un
revolucionario de la inocencia viviendo y escribiendo, sabe que nos queda la
esperanza, luchador de las buenas causas, y a pesar de todo ha merecido la pena
sobrevivir a la locura del mundo. Aunque como dice Arthur Schopenhauer de una
oración india: “Que todos los seres vivos permanezcan libres de dolor.” Tengo
pendiente leer La sinagoga vacía.
Francisco José Blas Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario