José
Luis Zerón Huguet. Hable la luz.
Poeta
de la experiencia y la naturaleza.
Editorial:
Olé libros
Nº
de páginas: 97
ISBN:
978 – 84 – 10053 – 65 - 6
Se pregunta el poeta por la belleza en el cieno, el lodo y el barro pegajoso feroces. Escribe desde su experiencia sin distanciarse de la naturaleza. Como si sintiera asco, así plasma sus poemas, todo le da igual, parece tener desprecio ante la paradoja de la vida. Vomita todo su sufrimiento. Como si estuviera preso de la herrumbre y la podredumbre. Su bucólica seguridad amenazada por pantanos y ciénagas. La codicia de la diosa muerte que acecha. “Este vivir un rato para morir más tiempo”, canta Bunbury. ¿Por qué sufre tanto mal una persona sensible, enamorada y llena de bondad? El poema La hora de la culebra es bello, hondo y solidario. Nuestro autor también halla la calma: “En el fuego del crepúsculo arden los pájaros./ El cincel de la última luz esculpe las sombras/, y un instante pleno de unidad irradia calma”. Escribe y canta a la vida como un río. Pareciera que espera a la parca, quisiera dormir para siempre y que se apagara su vida tras el amanecer. “Nosotros engreídos sísifos,/ idólatras sin altares, seremos/ anónimas huellas borradas/ por el paso del tiempo”. Estos versos nos recuerdan la desventura de la vida y la pelea eterna. Aunque encuentra paz y lo festeja. Congratulo el poema titulado: Canto de la vida breve. A nuestro escritor le devora las fauces de la abundancia. Aparece la muerte en el poemario como cuernos de la abundancia. “Lo vivo seguirá creciendo/ allí donde crece la muerte”. Aprovechando la cita (escrita en el poemario) de Charles Baudelaire diré que se le debe poder escribir en verso libre, gracias a él, junto con otros poetas. En la hora de la noche cuando todo está en silencio las cicatrices están en calma. Los nervios y el alma se calman sin duda alguna en la oscuridad. Una acertada pregunta: “¿Podremos ser consoladores/ si necesitamos consuelo?” Todo el poemario es de una poesía trágica. Sin embargo, hallamos espiritualidad cristiana, quizá sea esa la luz que ilumina lo dramático de la pena, pero hay otra luz profana que converge. Se aprecia en los poemas su contemplación de la huerta. Hay en sus versos remembranza de sus seres queridos y un canto al amor y a la esposa amada. Felicito la elegia Hablo Con Mi Padre. Poema Luz y silencio: “No es fácil plasmar/ en una imagen/ el rumor de la libertad”. Loable el poema Ars Poetica. Invoca a sus amigos pidiéndoles auxilio. Poema ¿Dónde la alegría?: “Llegar por el dolor a la alegría…” El prólogo es de Natalia Carbajosa. El poemario tiene cénit y consta de dos partes: Apolión y Xenía. Acabo con estos versos: “No soy capaz de explicar el mundo y no sé/ si en él hay espacio/ para mí”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario