Manuel García. Luz de los
escombros (Germanía, Alzira)
Llegó un día de un invierno
remoto, podría haber sido un día cualquiera, pero no, no fue ni mucho menos un
día cualquiera. Realicé todas mis tareas rutinarias, hasta la llegada de una
cita. En concreto: la presentación del poemario Luz de los escombros de Manuel
García. Prólogo de mi querido y admirado José Luis Zerón Huguet, con
ilustraciones de Roberto Fernández. Yendo al lugar donde nos reuniríamos me
tropecé con José María Piñeiro, asido a su mano tenía el poemario de Manuel y
me comentó que le venía mal asistir a la velada, que compró el poemario citado
y que saludó a Manuel. Le dije: “Has hecho lo más importante: comprar el poemario”.
Hablamos un poco y nos despedimos. Llegué, y cuál fue mi sorpresa, asistía
mucha gente – algunas personas conocidas para mí – dio mucho gusto ver a tantas
personas, toda una explosión poética. Hablaron Zerón, Manuel y Roberto sin
cansar a nadie. Manuel nos leyó un escrito que puede ser una novela. Se emitió
un video inspirado en el poemario de Manuel, dirigido por Luisa Pastor. Hubo un
turno de preguntas al final de la presentación, algo que da mucho gusto, uno
interactúa, participa en el evento. Pero, lo más importante que yo destaco,
aparte de leer el poemario, que está muy bien, y goza de calidad literaria, lo
más bello y profundo fue que recordara Manuel García a sus seres queridos, como
su padre, su abuela… encontrando para ellos un personaje literario
respectivamente, recordando su niñez, sus vivencias, lugares de Orihuela; como,
la Lonja del pescado… alegrías y penas vividas, todo ello con el común
denominador de la literatura, el centro de nuestra vía láctea… resaltando la
importancia de la lectura; valorando grandes nombres de las letras. Tengo que
decir que no conozco mucho a Manuel, pero, sin duda es de lo mejor de Orihuela.
Sé que ha estudiado mucho, que trabaja como profesor, no sé si se imaginan sus
alumnos la joya que tienen. Dice Manuel que es aprendiz en el mundo de la
literatura, pues, es sin duda un buen comienzo. Tiene ya varias publicaciones.
Una de las cosas más bellas que he podido compartir son los escritos de
personas imprescindibles para mí como: José Luis Zerón Huguet, Ada Soriano,
Vicente Hernández, José María Piñeiro, Antonio Gracia, Antonio Durá, Antonio
Ortuño, Blanca Andreu, Manuel García, “Sesca”, Javier Puig, Manoli y Atanasio. Que estos
versos os despierten la curiosidad: “Los que llegaron conmigo nunca me
dejaron solo, escapamos al zarpazo de luz constante, a la crepitación del
roble, a quienes estrangularon las ramas en aquellos desahuciados atajos.
¿Quiénes exclamaron que entre nosotros no estaban los vivos?” En sus versos
se aprecia lo bucólico y la experiencia. Su lectura no se hace difícil, es
aparentemente transparente con rico léxico. Unos versos: “Quien escribe
incendia balizas rasguñadas, hombres de paja, arrancados viñedos, flemas en la
varga.” ”Una mujer reza ante los estériles granados… …la escritura dura lo que
la fiebre.” El poemario está
dedicado a su querido padre. El poeta Manuel sobrevive en este apocalíptico
mensaje de autodestrucción. En su poemario se hallan poemas sin título y está
dividido en tres partes. En sus poemas está el yin y el yang. Aquí el demiurgo
sobrevive en la contemplación. Me imagino a Manuel García diciéndose a sí
mismo: mi trabajo es la lectura y así conquistaré el mundo.
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