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“Pero el pensar es un decir
poético, y no sólo poesía en el sentido del poema y del canto. El pensar del
ser es el modo originario del decir poético”, Martin Heidegger.
En el
caso de la eutanasia, el paciente, indefenso, tiene derecho a que su doctor
cumpla con el juramento hipocrático. Que mire por su enfermo. Esto sería hacer
lo correcto, lo que se debe hacer, como nos dice la ética. Lo moral es mirar
por la vida. Si el facultativo tiene que obedecer a una ley injusta por parte
de los legisladores, que no respeta la vida, el médico se acogerá a la objeción
de conciencia, pues su mala praxis (obligado) para con el enfermo sería una
actuación inmoral o amoral. Poco ética o nada ética. Es la amenaza la incultura
de la muerte. Nieve ensangrentada por tantas muertes, ríos de muerte, todo el
océano es un cementerio. Toda la tierra es podredumbre. El corazón del hombre
intranquilo, el alma que odia, siembra guerras. “Como la condena a muerte de
los niños antes de nacer, un tema espinoso y delicado”, dijo en cierta ocasión
Julieta. Y la larga sombra de la ignorancia e intolerancia ignara hace sucumbir
y asesina cobardemente a los homosexuales como si todos tuviéramos derecho a un
plebiscito para controlar quién se acuesta con quién o quién ama a quién. Aunque en las ruinas y las grietas de una
guerra aflora poesía. En los restos del naufragio hallamos poesía. Para sus
amigos literatos y Liberto la canción Miss Sarajevo es todo poesía. Todo es
poético. La muerte es poética, pues te resucita a la verdadera vida. Nuestra
vida atribulada es soñar, desear, anhelar, la realidad es onírica. Nuestra vida
triste deviene en ensueño, aunque la fe nos ofrece veracidad.
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