sábado, 18 de mayo de 2024

De la novela titulada El reino del amor. (fragmento)

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El buen profesor nunca deja de estudiar, así, el buen escritor no deja de leer, para ser un notable escritor nunca se debe dejar de leer. Liberto eligió estudiar lo que mejor resultara para él: Teología y Filosofía. Las virtudes cardinales son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Fueron enunciadas por Platón e influyeron en el pensamiento cristiano. Las virtudes teologales son: fe, esperanza y caridad. ¡Cuánta ignorancia podemos atesorar! Santo Tomás de Aquino comentó mucho a Aristóteles, estaba muy influido por él, aunque si debía dar la razón al cristianismo lo hacía. En nuestro mundo ambiguo existe lo moral, inmoral y lo amoral, así como, lo ético, poco ético y lo nada ético. Liberto últimamente estaba estudiando mucho, sin dejar de leer, para darles una buena educación a sus hijos. Una educación basándose en la ciencia y las humanidades. Penélope también participaba a pesar de los deberes y trabajos del hogar. La familia de Liberto sanaba su alma atormentada. Nada existirá para dañar su alma, nada ni nadie puede o podrá hacerle daño a su alma, su alma intacta viajará al paraíso prometido. Todas las almas creyentes harán su periplo al cielo. Lo mejor que puede hacer el alma de poeta es aportar al prójimo poesía. Pensando en canciones, escucharía canciones que le gustan eternamente. Por ejemplo: Like a Prayer de Madonna. Escuchando las canciones de los ochenta, Liberto, sentía amor por la vida. ¿Y es que no hay nada más importante sino el amor? Liberto pensaba que la teología y la moral te acercan a la verdad más que la filosofía y la ética. Él sufría a un enemigo amoral. Sin embargo, debía cumplir obediencia, y no odiaba a su enemigo. Consideraba Penélope que los abusones y acosadores eran malas personas, en cambio, Julieta pensaba que estas personas tenían problemas y les hacían atentar contra el prójimo. Liberto cree que estudiar teología y filosofía te acerca a la virtud, a realizar buenas obras y así alcanzar la felicidad. Conseguida esta felicidad se hace el bien. O haces el bien para alcanzar la felicidad. Con la teología y la filosofía se lucha contra el nihilismo y el relativismo. Amando a la sabiduría, vives en el amor. Tres escritores enamorados (ha habido más) estuvieron en la cárcel: Miguel de Cervantes, San Juan de la Cruz y Miguel Hernández. Sólo su cuerpo estaba preso, en cambio, su alma volaba con libre albedrío. Únicamente lo material de su ser y su existencia estaba preso, sin embargo, toda su espiritualidad era libre. Plasmaron en papel su amor a la creatividad, su amor al prójimo. El alma enamorada de un escritor lo da todo. No hay barrotes ni cerraduras para cercenar la libertad de la mente de un escritor que sueña despierta y crea su realidad. El escritor enamorado y en apuros se aferra a los virtudes cardinales y teologales. Liberto ha llegado a sentir temor por ciertos escritos realizados coincidiendo con José, el escritor. Aunque con el tiempo se disipa ese temor. Liberto junto con sus amigos literatos era de los que luchan con la palabra para defender la verdad. Combaten contra la neolengua. La palabra crea vida, crea mundos nuevos, nombra aquello que olvidamos o ignoramos. Las palabras nos guían en la vida. Para un alma rota o atormentada la palabra es medicina. Bálsamo.

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