Ínclito poeta y pensador
ucraniano nos presenta sus poemas cortos y extensos. Habla de la vida que en
ciertas ocasiones nuestros sueños están en otro lugar. El ritmo de los poemas es
sosegado como un poeta maduro que entabla una conversación pausada llena de
sabiduría. Hace un guiño al 68. Los poemas contienen un poco de lo bucólico. Se
encuentran en el poemario poemas elegiacos. Unos versos de Lluvia en Leópolis: “Y
esta ciudad, que estaba asentada como Roma sobre siete colinas con el cetro y
el orbe ahora es llana y pequeña”. El poeta siente el sufrimiento tanto de los
perdedores como de los vencedores. Un verso de su poema Viento: “La poesía es
un viento que sopla de los dioses”. En los poemas hay lugar para la ironía, como
con una mirada madura de quien ha vivido y pensado demasiado, quizás. En el
poema Viaje a Tierra Santa: “…No había profetas. Seguramente ya los habían
arrestado…”, “…Pero ahora íbamos a Tierra Santa donde estaba la felicidad…” El
poeta canta a la dicha y a la pena. El poeta es generoso dando lugar a la
franqueza y no se deja sobornar. El poemario está traducido por Xavier Farré.
Adam fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2017. Exiliado
a París y Estados Unidos, fue profesor de la Universidad de Chicago. Murió
finalmente en Cracovia. Últimos versos del poema En la isla: “Ha quedado una
pequeña estación y dos andenes que se observan de hace tiempo pero nunca se
encuentran”.
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