Encarcelado el inocente por el
poder de la mentira. Su luz brilló en la noche y pocos la descubrieron. Invierno
en su corazón, en los corazones de los oprimidos. Cautivos que han aprendido de
sus palabras. Pecadores y prostitutas saben de la verdad de este inocente
torturado y asesinado. Es una primavera inerte. Ciegos ojos le condenaron al
escarnio. Dios guarda silencio. El silencio nos habla en la conciencia. La tierra
lanza su aullido en estruendosos terremotos. Se cubre el cielo de nubes negras.
El fulgor del rayo rasga el velo del Templo. Aprehendieron al inocente y sus
seguidores se llenaron de miedo. Alguno de ellos por Él mataría. Mas el corazón
misericordioso aceptaba sin defenderse y sin violencia la infamia. Hematidrosis
de un enamorado que respetaba la misión salvífica del género humano con su
muerte siendo la voluntad del Padre. Verdaderamente comenzó a expandirse su
verdad, camino y vida. Lloró desesperado el demonio al verlo clavado en el
madero, pues sabía que Cristo vencería y él por el contrario perdería. Quizá
alguien de soslayo esperaba su resurrección, aunque la gran mayoría se asombró
ante tal fenómeno milagroso. El poder de la mentira lo quería todo bien atado.
Mas no se encontró al tercer día su cuerpo y la Magdalena vio la resurrección
ante sus ojos incrédulos, llena de amor creyó. Los discípulos asombrados no
daban crédito: algo extraordinario sucedió. Y llegó de nuevo la primavera.
Rutilantes los montes y valles. De nuevo alza el vuelo la paloma blanca. Ya no
había cabida para la tristeza y el miedo. Las lágrimas cesaron. El corazón se
alegró y el alma sonreía. Hace dos mil años. Y cada Semana Santa celebrando la
Pascua de Resurrección fervorosamente se alegra el corazón y el alma sonríe.
Aquel que caminó por el mar, se encuentra a nuestro lado y arriba en los altos
cielos. Se halla en nuestro interior, aunque esté allá en el universo. Con
su resurrección nos absolvió. Rompió cadenas, derribó muros, abrió toda celda
para siempre. Aquel inocente calumniado quiere que nos enamoremos. Por la resurrección
del inocente nos ha hecho heredar la libertad.
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