Andabas casi un kilómetro hasta
el Instituto de FP “El Palmeral” y otro de vuelta. Estabas en forma, solías
correr cuarenta y cinco minutos todas las noches. La prueba de recorrer un
kilómetro la superaste llegando el segundo de la clase. Un amigo tuyo llegó el
primero, pues estaba en forma, jugaba al balonmano. Otros compañeros pícaros
hicieron trampa. Tenías quince años y el Instituto no era tan opresivo como el
colegio donde estudiaste EGB. Fuiste muy aplicado. Te gustó mucho estudiar
electricidad, es bella, trabajar de electricista sin embargo es duro. Hacías
caso a todos los profesores. La asignatura de ingles fue con examen continuo.
Te llamó la atención un profesor en concreto. Era el profesor de electricidad.
Algunos días se ausentaba de clase un rato, para más tarde castigar a algún estudiante
indómito. El castigo era leve. ¿Cómo lo hacía para saber quién había realizado algún
revuelo no estando él presente? Tú te quedabas quieto en el asiento que te tocó
todo el año. Hasta que nos dimos cuenta de que cuando se iba de clase nos
observaba por una ventana de una clase contigua.
Durante el curso aprobaste
todos los exámenes. Llegó un día que sacaste un diez, junto con otro compañero,
que os aliasteis para aprobar con una nota alta. ¿Quién aprobará más alto?, os
preguntasteis. Ambos estabais hambrientos por devorar conocimiento.
No os voy a calificar con un
diez, dijo el profesor, porque yo pongo de nota hasta un nueve. No tenéis que
hacer la última prueba, dijo nuestro profesor.
No estudiaste nada. Pasaron las
semanas. Llegó el día del examen y lo tuviste que hacer junto con tu amigo y
toda la clase, pues el profesor no se acordaba de la nota alta que sacasteis.
¡Un cinco!, te dijo días después,
aunque no está mal sacar esta nota sin estudiar.
En el recreo al pasar por la
zona de los profesores les saludabas a todos con la mano y ellos simpáticos
respondían. Cuando le veías por la calle los fines de semana al estar de farra
le saludabas y él muy simpático te correspondía.
Almansa, el profesor, te
premiaba saliendo antes de clase porque rendías en su asignatura. Un día
inesperado te dijo delante de toda la clase que tú serías un electricista. Solo
te lo dijo a ti delante de todos.
Pasados los años le viste y le
comentaste que fue tu mejor profesor. No me digas eso que me pones nervioso, te
dijo sonriendo.
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