De Antonio Ortuño Aguilar se
puede decir que es un poeta místico, bucólico y de la experiencia. La
experiencia como recuerdo. Hay cabida para la nostalgia. También es un poeta
culturalista. Se aprecia una sensibilidad extrema en los poemas. “Y el mar
huele a eternidad”. En los poemas lo místico abunda, con un canto hondo. Se
unen naturaleza y espiritualidad. El poeta es humano y divino. Unido a la
naturaleza. Recuerda en sus poemas a personajes de la historia. Es gran devoto
de la Virgen que yo creo que el poeta la considera su madre. “Deja que sueñe,
deja que piense en ti”. El poeta canta a la libertad. También al amor. Hay en el poemario
grandes metáforas: “El mar es el rapsoda y las olas, los versos que arrancan de
lo arcano”. Además, el poeta es solidario, con poemas de denuncia social. De
Antonio he aprendido palabras de la mística, ha sido un regalo. Este poemario
no debería estar guardado en un cajón. Es un libro que encierra dos poemarios:
Septiembre y Otros Días.
Francisco José Blas Sánchez
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