Antes el neurótico, el enfermo
mental, lo internaban en un manicomio frío y lúgubre. Según palabras de Panero,
un interno estaba siempre atado, no tenia libertad de movimientos, sólo cuando
lo visitaba su madre, entonces, lo soltaban. Hay falta de amor en los
manicomios, clínicas, psiquiátricos y unidades de salud mental. He tenido
noticias de lo que han sufrido personas aquejadas de la patología mental: no
guardarles respeto, mofarse, subestimarlos… Hoy es mejor que ayer, aunque hay
que sensibilizar… El loco quijotesco está más cerca de Dios.
Francisco José Blas Sánchez
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