La magia del universo
“Y cuando hubieron partido, he
aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños a José, diciendo: Levántate, y
toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y quédate allá hasta que yo te lo
diga, porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo”
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Ella
me rescató de la noche lúgubre, me ayudó a escapar de un callejón sin salida,
me desenterró de una tumba de amor. La noche era mi compañera, era mi guarida,
aunque ahora la tengo a ella. No ha sido un camino fácil. Sus dos estrellas me
miran, anhelo que su boca de loba me comiera, prefiero hablar menos y
escucharla a ella. Quiero contarle toda mi vida y saber de la suya. Me ha
confiscado el sentimiento y el pensamiento. ¿Será cierto su amor como verdadero
es el mío? He vivido pocos amores y amistades por motivos personales. Aceptaría
el eterno retorno por amor, sin embargo, discreparía debido al desamor.
¿Por
qué escribes?, me preguntó ella.
¿Por
qué canta el pájaro?, respondí.
Ella sonrió.
¿Sabes? El arte de escribir nace de la nada.
Entonces, ¿no lees nada?, me preguntó ella.
Para seguir caminando el camino del escritor hay que
nutrirse de lecturas, respondí.